Las deidades cobran vida cuando las invocamos y veneramos.
Si deseas conocerlas, haz de tratarlas no solo como figuras salidas de un mito, sino como seres vivos, energías que pueden palparse, poderosas y reales.
Están auténticamente presentes en la vida interior.
Danzan en el interior del meditador en forma de la energía kundalini, el poder sutil que transforma la consciencia.
Debido al gran poder creador de la consciencia y la imaginación humanas, prestar atención a estas formas ejerce una intensa influencia en nuestra experiencia vital e, igualmente, afecta a la consciencia colectiva.
Las diosas del panteón hindú cubren un espectro de posibilidades femeninas mucho más amplio y radical del que muchas de nosotras estamos dispuestas a reconocer normalmente.
Aunque algunas diosas hindúes se caracterizan por su exquisita belleza y delicadeza, otras poseen dientes afilados, colmillos, y portan múltiples armas.
Precisamente es la naturaleza salvaje de su diversidad lo que las hace tan sumamente significativas para las mujeres y hombres de hoy.
Las diosas hindúes representan aspectos de nuestra fuerza vital fundamental que necesitamos conocer.
Cuando conectamos con los aspectos personales de estas energías, con sus formas míticas y simbólicas, activamos poderes ocultos en nuestro propio psiquismo que nos transforman.
Reconocer que el poder es una cualidad femenina es toda una innovación: en Occidente estamos acostumbrados a considerar lo femenino como un principio esencialmente receptivo, e incluso pasivo.
Sin embargo, los sabios tántr|cos pensaban justamente lo contrario.
Examinando atentamente las energías en juego en el mundo, intuyeron que lo femenino constituye un eros puramente creativo, la fuerza vital que apoya toda evolución y todo cambio, ya sea físico o psicológico.
Las tradiciones tántr|cas nos dicen que todo poder procede de una fuente interior esencialmente femenina.
La masculinidad en su forma más pura y esencial es el origen de la consciencia y de la conciencia.
De modo que cuando lo masculino desea poder, ha de tomarlo del principio femenino, así como cuando lo femenino desea ser consciente, reflexionar, ha de obtener esta capacidad de su masculinidad interna.
Desde la perspectiva tántr|ca, toda nuestra actividad biológica es inherentemente femenina.
El poder que sustenta la respiración es una expresión de la feminidad, por no hablar del latido del corazón, la energía que estimula nuestros músculos, o el impulso que precede a los pensamientos.
Y lo que es más importante, la visión hindú de la diosa identifica a esta con la energía kundalini, el poder oculto del despertar espiritual.
Así pues, practicar con estas diosas nos proporciona una conexión directa con la fuerza interna que puede transformar nuestra propia consciencia.
Del Despertar de la Shakti.
¿Que es la Diosa?
Posiblemente esta es una de las preguntas más difíciles de contestar...