En el Tantra se habla de este concepto como el masculino sanador. Claro, para que esto sea así, primero ha de sanarse ese masculino.
El hombre que aspira a ser un Daka, mirará hacia dentro y buceará en sus sombras hasta amarlas. Primero, se hará el amor a sí mismo para despues, ofrecerse. Un Daka va más allá de ser el nuevo hombre. Es el que Cura a través de su presencia y contención. Su mano es consciente y sostenedora.
Su mirada te hace sentir que eres una Diosa de verdad. Crea un ambiente que, si pudiéramos traducirlo en palabras, diríamos que da igual que seas fea, mayor, joven, gorda o flaca…”El Daka ve a la Diosa”.
El Daka transmite sensualidad serena. Y sus brazos son de un masculino con el corazón centrado. No juzga. Su energía íntima es accesible y no influenciable. Está conectado a su chamán interno. Y ayuda tanto a mujeres como a hombres. Muestra integridad. Está al servicio de la Diosa. Se ha formado para despertar la energía Kundalini y saber moverla y acompañarla.
“UN DAKA HACE ALQUIMIA SEXUAL Y TE LLEVA A LA COMUNIÓN CON LO DIVINO”