A través de la Biodanza, la energía sagrada y el masaje, he experimentado el contacto en diferentes versiones.
Siempre ha supuesto una vivencia transformadora.
¡Me ha ayudado a darme cuenta de tantas cosas!
En los inicios, sentía con mucha fuerza, que necesitaba que me tocaran con consciencia.
En otros momentos conecté con la rabia.
Otras veces no quería que ciertas personas me acariciaran.
Y en múltiples ocasiones ha supuesto una meditación, me han llegado mensajes, ideas, aclaraciones, y se han conectado campos dentro de mí.
Me abandono con facilidad y cuando recibo, descubro muchas cosas.
Ahora, lo que me acercó más al masaje fue darlo.
Esto es todo un viaje para mí. Un universo entero se abre ahí delante y entro en un estado atemporal. Es como si entrara en la “nube” y tuviera acceso al Todo.
Conozco aspectos de la persona que no sabría explicar, pero es esa la sensación.
Entro en su energía y somos Uno. La siento como familia.
Al llegar por primera vez, tiene un aspecto, y cuando terminamos el masaje, ha pasado algo, ocurrió alquimia. La diosa nos envolvió y somos de la misma sangre, hemos entrado en comunión.
Y me preguntan; pero qué sabes de mí en el masaje, qué cosas has visto…
A veces puedo contestar, otras muchas no.
Y cada masaje me enseña algo sobre mí.
Dhyana Dakini